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17Jul, 2021
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La privacidad y seguridad en internet

Hemos pasado de un sistema de comunicación de masas regadera a un sistema de selección de información proactivo por parte del consumidor de información.

Además, internet permite a los estudiantes trabajar en colaboración y de manera interactiva con otros estudiantes, eliminando las barreras espacio-temporales y los impedimentos materiales. Considero que algunas de las ventajas que nos brinda internet en el ámbito de la educación a día de hoy son la posibilidad de utilizar internet como fuente y archivo de conocimiento intercambiable, pues tenemos acceso a bibliotecas, enciclopedias, pinacotecas, hemerotecas y demás bases de datos desde cualquier parte. La red es un recurso formidable para enriquecer el proceso de construcción de conocimientos.

Creo también que internet es una gran herramienta para mejorar el conocimiento y práctica de otros idiomas, una eterna tarea pendiente en muchos países como el nuestro y que se hace imperioso mejorar en un mundo globalizado.

Ligado a la comunicación, internet se ha convertido en una herramienta esencial para intercambiar información y ampliar formación: utilizamos internet no solo como fuente de información o como espacio para la publicación de resultados, sino también como canal de comunicación y cooperación con otras personas y grupos que trabajan en proyectos o ámbitos de formación similares.

Internet, la privacidad y seguridad

Siguiendo el hilo de la educación, lo siguiente que viene a mi cabeza cuando pienso en internet es el ámbito de privacidad. Creo que la privacidad en la red es un factor realmente importante a tener en cuenta. Es una parte fundamental de nuestras vidas y la mayoría de los usuarios de internet cada día son más conscientes de ello. La privacidad ha venido ganando importancia a medida que se ha extendido la toma de conciencia sobre las implicaciones de la participación en redes sociales. Sin embargo, su uso se ha extendido muy habitualmente antes que el conocimiento de su uso adecuado y en no pocas ocasiones, el aprendizaje ha llegado a través del método ensayo-error, de traspiés, accidentes y fracasos. Ejemplos del uso desafortunado de las redes sociales han sido noticia diaria en los últimos tiempos. Famosos con comentarios inadecuados en sus perfiles o fotos o vídeos no deseados difundidos masivamente, actitudes arrogantes de perfiles corporativos frente a los usuarios o incluso, desgraciadamente, casos de delitos cometidos comercializando datos personales o usando las redes sociales como instrumento.

En este contexto, se ha evidenciado la importancia, a menudo descuidada por desconocimiento, de la seguridad y la privacidad online, que en mi opinión, aún ganará más importancia en el futuro. Cuidar de la privacidad es algo común a los intereses de cualquier usuario, pero especialmente importante y sensible cuando hablamos de menores edad, que a pesar de la labor de concienciación y sensibilización desarrollada, aún tienen conductas despreocupadamente inconscientes de las consecuencias que puede tener su actividad digital.

Yo he sido siempre muy consciente de ello. Sin embargo, el cuidado por la privacidad es muy diferente entre unas y otras herramientas en internet. Algunas son totalmente abiertas y públicas y no tienen medidas para garantizar la protección de la información personal e indexan todos los perfiles en buscadores en internet.

Por otro lado, considero que el debate de la edad de entrada en redes sociales no tiene del todo sentido cuando la mayoría de herramientas a nivel global no tiene ningún tipo de limitación al respecto. El marco normativo europeo difiere enormemente del americano o el asiático. Las empresas europeas deben cumplir con una estricta política al respecto de la privacidad o la participación de menores en redes sociales, lo que puede convertirse en una desventaja competitiva si las reglas del juego no son las mismas para todos, compitiendo con herramientas americanas o japonesas que no tienen limitaciones, por ejemplo, a la edad de acceso.

Más allá de la industria o los reguladores, es elemental que los propios usuarios cuiden y se preocupen por la privacidad de sus datos. Creo que la información es propiedad del usuario y, por tanto, es el usuario el único con derecho a controlar la recogida, uso y revelación de cualquier información sobre sí mismo. Algunas redes sociales parecen haberlo olvidado cuando comercializan datos, hacen imposible borrar un perfil o limitan el acceso a la información privada con métodos complejos de gestión. Todo debería ser mucho más sencillo y transparente. Las redes sociales pueden seguir trabajando intensamente en el desarrollo de sistemas de autorregulación y directrices en este nuevo entorno de convivencia digital que garanticen la seguridad de los usuarios para hacer de internet un espacio de libertad pero también de confianza. La educación es la principal base para generar la adecuada participación en este entorno; aunque la educación no servirá de nada, si no se exige al mismo tiempo el respeto más absoluto a la privacidad del individuo como un valor universal.

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